miércoles, 17 de septiembre de 2014

COMUNICADO DE PRENSA COMITE DE FAMILIARES COFA-PPL.

COMUNICADO DEL COMITE DE FAMILIARES PRO-PRIVADOS DE LIBERTAD. COFA-PPL.

El pasado martes 26 de agosto del corriente año, los cuerpos de seguridad y las instituciones de aplicación de justicia de El Salvador fueron alertados sobre un incidente producido esa madrugada en el Caserío Chaparrastique, Cantón el Niño, San Miguel, durante la velación de los restos de Alexis Herrera. Horas más tarde diferentes notas periodísticas daban cuenta de los daños más evidentes, además testigos presenciales del hecho reportaban incidentes preocupantes cometidos por soldados y policías que no fueron recogidos por las notas periodísticas:

Consideramos que:

1- Los hechos que reportan las y los testigos son de verdadera preocupación por el actuar de soldados en la escena.

2- Que a pesar de la envergadura de los hechos, a parte de un par de notas periodísticas, sesgadas por el hecho que se velaban a un pandillero, se asume automáticamente que todos los presentes lo son.

3- Que el acontecimiento merece una investigación seria, más allá de las notas sensacionalistas, para poder explicar la verdad.

 El hermetismo con el cual se está manejando el hecho no permite el esclarecimiento de algunas acciones que consideramos deben ser investigadas tomando en cuenta los testimonios de los presentes y no hacer juicios de valor únicamente basados en la percepción.

Entre los datos que no se han manejado públicamente hacemos notar que

1. Este incidente durante la vela, no inicio a las dos de la madrugada, ni por casualidad, como se ha hecho creer en algunos medios escritos. A las nueve de la noche del día 25 de agosto, el mismo grupo de soldados que llegó posteriormente a la vela, ya había asesinado, sin mediar, palabra al joven: JAIME EZEQUIEL VASQUEZ AYALA. En momentos en que este se dirigía hacia el cantón el niño para acompañar la vela.

 2. Durante el desarrollo del operativo en la madrugada del 26 de agosto, cuando las autoridades tenían la situación bajo control, habiendo capturado a pandilleros y gente civil presentes en la vela, testigos manifiestan que soldados y policías que custodiaban el grupo de aproximadamente 98 hombres, sometieron a estos a tratos inhumanos y degradantes como en la época de la guerra los testigos los calificaron de “hechos de tortura”.

 3. Al mismo tiempo un grupo de aproximadamente 30 mujeres y 25 niños eran obligados a servir como testigos de dichas prácticas practicadas al grupo de los hombres, siendo a su vez mujeres y niños víctimas de maltrato físico, verbal y sicológico por un lapso de aproximadamente dos horas.

4. Lamentablemente debido al sesgo con que se manejó la información y los datos sin contextualización de los hechos, se pudo escuchar a muchos promotores de la violencia quienes aprovechando la situación se pronunciaban justificando la acción e incitando a las autoridades para que este método es el que podría funcionar para erradicar la violencia, olvidándose de que este tipo de acciones solamente siguen degradando la institucionalidad del país.

 No debemos olvidar que la impunidad ha marcado nuestra historia y conocemos sus devastadores efectos, por tanto el Estado debe ser capaz de impartir justicia y deducir responsabilidades de cualquier delito cometido alrededor de este incidente, por parte de quienes estaban presentes en la vela, pero principalmente revisar el actuar de soldados y policías. En ese sentido exhortamos a reflexionar tomando en cuenta que estamos en momentos críticos, donde la fragilidad de nuestro tejido social no permite mucho campo para errar o emitir juicios sin previa investigación, debemos ser sensatos y buscar cuales son las causas estructurales que han permitido el desarrollo de este fenómeno social de la violencia y sus alcances actuales, desechar los pensamientos maquiavélicos que únicamente nos arrastraran a un genocidio, que este tipo de procedimientos igual que en el tiempo de la guerra únicamente vienen a sembrar más odio y rencor, debemos unirnos para romper ese círculo de injusticia y de impunidad, causas de nuestros mayores problemas en la actualidad. Queremos insistir en el hecho de que para impartir justicia debe hacerse bajo el debido proceso y dentro del marco de la ley.

 En ese sentido reflexionando sobre este incidente en el marco del actual contexto nacional como familiares expresamos por medio de este comunicado lo siguiente:

1. Que a pesar de que este actuar fue denunciado por familiares sus testimonios han sido ignorados por diferentes instituciones públicas. Por lo tanto por medio de esta denuncia pública queremos que dichos testimonios se tomen en cuenta para asi poder aportar al fortalecimiento de la institucionalidad.

 2. Que por medio del dialogo se intenta buscar alternativas que permitan una paz y justicia social dentro del marco de la ley y consientes que la población en general expresa su desesperación por solucionar el problema de la violencia.

 3. Que debemos valorar que pandilleros en varias ocasiones han expresado públicamente sus intenciones de aportar en procesos que brinden soluciones a la violencia. Por lo que se deben buscar los diferentes mecanismos para la transparencia y contraloría social en múltiples niveles.

 4. En momentos tan críticos donde la fragilidad de los esfuerzos por tener espacios que aporten a nuestra sociedad y no que sigan destruyendo su tejido social exige a todas las instituciones del Estado a cargo de velar por el debido proceso y hacer funcionar a las mismas, dentro de nuestro marco legal. 

5. En donde en honor a la verdad y la justicia, el Estado no puede distinguir entre buenos y malos, sino basar la justicia en la investigación seria para nombrar culpables con pruebas científicas. por tanto exhortamos a las autoridades que este incidente sea plenamente investigado y que las correspondientes autoridades brinden protección física y psicológica especialmente a los menores y mujeres víctimas del uso abusivo y excesivo de poder de la fuerza armada y la policia nacional civil.

San Salvador a los 8 dias de mes septiembre del año 2014

domingo, 25 de marzo de 2012

Cosechando la paz sobre sangre.

Una reflexión de:Susan Cruz, 24 de marzo, 2012.

No es la primera vez que en El Salvador se cosecha la paz sobre sangre derramada. Hace 20 años el país abarco el dialogo y se firmaron los acuerdos de paz. Mucho ha pasado desde ese día en Chapultepec, pero lo que si no ha cambiado es la urgente necesidad de brindarles oportunidades a la niñez y juventud Salvadoreña para que crezcan en un país donde se practica la paz y la justicia. Según estadísticas del gobierno, la mitad de la población es menor de edad y de estos el 25% son adolescentes. Muchos se encuentran con pocas opciones de subsistir en un país sobrepoblado y que por falta de oportunidades en el país depende de remesas del exterior. La migración forzada hacia el norte, igual a la que sucedió durante la guerra civil, se ha convertido en un rito de pasaje para muchos jóvenes sin opciones y sin futuro. No hay ni paz, ni unión, ni libertad para muchos niños y jóvenes dentro y fuera del país.
¿Pero por qué mencionar esto en vista de las noticias que las pandillas ha decretado un cese de hostilidades? Es de suma importancia mencionarlo pues aunque las pandillas cesen su violencia, interna y externa, la sociedad Salvadoreña y sus instituciones todavía no ponen en práctica como van a garantizar una calidad de vida digna para la niñez y la juventud. Si bien algunos pandilleros buscaron oportunidades para subsistir dentro de las pandillas, ahora les quedo claro que esas oportunidades tienen un precio. Las pandillas llenan los vacíos de la sociedad a un alto costo.
Al igual cuando termino la guerra civil en 1992, las preguntas deberían ser: ¿Como se van a llenar esos vacíos para que los jóvenes no acudan a las pandillas? ¿Que pasara con todos los desmovilizados (sean pandilleros “calmados” o “retirados”)? ¿Que pasara con todo joven que vive en las zonas marginales y no tiene oportunidades para mejorar su calidad de vida? ¿Que pasara con los niños que quedaron atrás cuando su madre o padre se fueron al norte? ¿Que pasara con los deportados? ¿Quienes serán responsables de (y confiables) de reportar sobre la transparencia, los sucesos y retos de todos estos procesos y de los que los desempeñan? ¿Quienes se harán cargo de asegurar justicia para todos?
Hasta los mismos pandilleros han advertido que ellos están limitados en erradicar totalmente la violencia en El Salvador mientras exista la desigualdad, falta de oportunidades y la cultura de violencia que existe desde mucho antes que las pandillas se consideraran el “enemigo publico numero uno”. Bien pueden las pandillas cesar su violencia, pero esto abrirá otros vacíos para que otros grupos los llenen. No podemos ignorar esta advertencia. Muchos paisanos dicen que “muerto el perro se acaba la rabia” pero no es así. Si la violencia se compara a la rabia, con matar a los que cometen actos de violencia no es erradicarla. Como cualquier epidemia, la conducta violenta es contagiosa y debemos aceptar que el contagio empieza en casa cuando los niños son testigos de violencia intra-familiar. Los pandilleros tienen razón al recordarnos que ellos no pueden parar toda la violencia. También no seamos ignorantes de nuestra historia. Todavía no hay justicia para Monseñor Romero, el poeta Roque Dalton y muchos otros actos de violencia no perpetrados por pandilleros. La paz y la justicia es responsabilidad de todos, y para eso no hay espacio para criticas destructivas ni mas incitación a violencia como los que piden que se quemen todos los pandilleros como lo hacen en Honduras. La paz no se logra con más violencia. A todos nos toca una parte: padres, madres, hijos, hermanos, en fin, todo Salvadoreño es responsable de cesar la violencia.
Habrá muchos retos. Solo basta con leer y escuchar comentarios de civiles Salvadoreños para darse cuenta que la violencia no solo es de los pandilleros, si no de civiles también. Tan atrincherada esta la cultura de violencia en El Salvador que su historia (i.e., La Gran Matanza de 1932, las masacres del Rio Sumpul y El Mozote en los’80s) esta teñida de sangre. Empezando en los hogares, nos falta mucho trabajo para lograr la cultura de paz y resolver nuestros conflictos sin violencia. Habrá los que con sabotaje y cizaña querrán mantener la cultura de la violencia, sea por que es rentable para sus agendas políticas y económicas. Esto incluye personajes y organizaciones nacionales y extranjeras, públicas y privadas, legitimas e ilegitimas. Habrá muchos que usaran y abusaran su poder para prevenir que el proceso sea transparente y buscaran maneras de manipular o encubrir la verdad, como se ha visto en los últimos días. Habrá los que se frustraran que a pesar que cese la violencia no encuentra como sobrevivir y se cansaran de esperar que se abran puertas y oportunidades dentro del país, al igual que paso en los 90s. Habrá los que no son ni de una pandilla ni de la otra que se sentirán excluidos del dialogo. Habrá muchos que por falta de educación civil no comprenden ciertos procesos y acciones del gobierno y se dejaran manipular, especialmente en esta temporada electoral donde todo se convierte en propaganda política. Todavía hay mucho que hacer para abarcar el tema de la corrupción, el cual existe desde mucho antes que las pandillas y que ciertamente es la amenaza mas grande a la seguridad publica.
Esta reflexión es basada en que soy mujer y madre Salvadoreña, nada más. A pesar que mi pasado incluye haber sido migrante, expulsada de mi patria sin opción alguna, y pandillera calmada y actualmente trabajo en el sector académico de salud publica y trabajo social, mi reflexión esta enfocada con los hijos de la patria Salvadoreña en mente y corazón. Fue en los ‘90s que llegue a la conclusión que no había honor en victimizar a nuestra misma gente. Como niños y jóvenes migrantes en Estados Unidos, nos habíamos formado para protegernos de amenazas y discriminación externa. No fue nuestra decisión, ni nuestras acciones que nos llevaron al norte. No hay nada peor que sentirse sin poder ni control en un ambiente extraño y que antagoniza a los migrantes. En aquel entonces la unión tenia sentido, éramos niños y jóvenes Salvadoreños desplazados en un país extranjero. Como salvadoreños nunca imaginamos que las cosas llegarían al punto donde nos convertiríamos en nuestros propios enemigos.
Al finalizar la guerra civil nos encontramos por diferentes razones, muchos desplazados forzosamente por las deportaciones, de regreso en nuestro país. Lo que observe durante estos años pos guerra fue que El Salvador, como una persona abatida a golpes, ensangrentada y tirada al piso por la violencia de la guerra, se encontró con más violencia por parte de los pandilleros regresados de Estados Unidos. A mi pensar no había honor en patear y golpear a alguien que ya estaba abatido, y mucho menos cuando se trataba de nuestra misma gente. Compartí mis ideas con otros, pero para cualquiera que entiende del desarrollo humano, no todos maduran y reflexionan al mismo paso y nivel. Esta fue la razón por la cual yo me calme. Esta es la razón por la cual desempeño la labor que hago ahora. Mi compromiso con mi tierra requiere que trabaje por la paz, a como de lugar, y a pesar de los retos y falta de apoyo, principalmente por los mismos Salvadoreños, sigo firme con la misma convicción, inspirada por el mas supremo héroe y mártir salvadoreño, Monseñor Romero.
Creo que los acontecimientos recientes muestran una madurez colectiva por parte del liderazgo de las pandillas. No significa que antes no existía la intención de frenar la violencia por parte de las pandillas. Ha habido varios intentos por parte de individuos para fomentar la paz a nivel local y a nivel nacional. Todas las huelgas de hambre pacificas dentro de los penales, las marchas sin violencia en las calles, los previos intentos a dialogar con representantes del gobierno a todo nivel, incluso muchos que se dieron a nivel de los penales que si incluyeron disque negociaciones, los previos intentos de dialogar con la sociedad Salvadoreña a través de representantes religiosos y los medios. Todos fueron intentos validos pero carecían de la madurez colectiva, no solo por el lado de los pandilleros si no también del lado institucional. Quiero creer que este es un paso en la dirección correcta.
Ya muchos de los pandilleros tienen hijos que cuestionan cual es su propósito de seguir con esta guerra sin tregua. Algunos ya han sentido en carne propia lo que es perder un hijo, una madre, seres queridos inocentes a la violencia. Ya muchos de los pandilleros, a pesar de los insultos a sus organismos (los traumas causados por el estilo de vida pandilleril y la guerra civil para los que la vivieron, el uso y abuso de drogas y alcohol, la falta de acceso a servicios de salud mental, etc.) sobrepasan los 35 años y con esto han logrado madurar, a nivel individual y de cierta manera a nivel colectivo. Creo que el compromiso detallado en el decreto es una muestra de esa madurez.
Igual como paso en 1992 cuando el país comenzó el proceso de cosechar la paz sobre sangre Salvadoreña, el reto más grande para la sociedad salvadoreña será si son capaces de ya no enfocarse en chivos expiatorios y si podrán reflexionar con seriedad que es lo que tienen que hacer para garantizar un futuro pacifico y digno para cada hija e hijo de la patria. En este aniversario del asesinato de Monseñor Romero, quizás juntos logramos el milagro de cosechar la paz sobre sangre salvadoreña.

lunes, 21 de noviembre de 2011







La poética de Apanteos 14 de mayo de 2004
Erick Rivera cultura@laprensa.com.sv


Dani Balmore, recluso del penal, leyó los poemas escritos por él mismo.

Un recluso declama uno de los poemas de Dani Balmore durante la lectura poética que se dio en el penal de Apanteos.

El Encuentro Internacional de Poetas llevó la magia de la palabra al penal de Apanteos. Allí, los reclusos disfrutaron de los versos, pero también ofrecieron los suyos y una pequeña dramatización.

Poeta salvatrucho

Dani Balmore tiene 29 años y es recluso del penal de máxima seguridad de Apanteos, en Santa Ana. Llama a la escritura, a esa facultad que ha encontrado en sí mismo de versador, “el elixir de su vida”. “Uno a veces no es comprendido. Uno necesita oportunidades”, señala Dani ante el público que escuchó sus poemas el martes.

Su rostro es pensativo; en todo momento mantiene un perfil bajo. No hay tatuajes a simple vista y sólo algunas huellas en su vestimenta pueden identificarlo con las maras, motivo por el cual está en la cárcel. Poeta de alma, muestra algunos de sus textos. “Pandillero gánster” llama la atención. En éste, una crítica al trato “que esta sociedad le da a los jóvenes pandilleros”, es el mensaje principal:“Porque en este mundo de dudas/el joven hace siempre la lucha/por él y por la mara Salvatrucha”, resuena la voz del poeta, y su público, cabezas rapadas los más, hacen gesto de orgullo al identificarse.

El bien que hacen los libros

Edson Zachary, un joven que parece llevar la batuta en comunicación y organización de las actividades entre la comunidad presidiaria, se dice lector por afición. “Ahorita estoy leyendo un libro de vampiros; me gusta mucho leer”, asegura.

Él es además quien mantiene “una pequeña biblioteca en el centro penal”, que la coordina, junto a otras actividades, con el Consejo Nacional de Seguridad Pública. Sin embargo, dice necesitar ayuda. “Tengo los libros a veces en la cama, tirados; hace falta ayuda para la estructura de la biblioteca”, añade frente a los escritores invitados al penal.

Lo de Edson es más que literatura, pues coordina, junto a otros, talleres en el recinto 10 de Apanteos, “el del fondo”En estos proyectos también se necesita más colaboración de parte de las instituciones, “incluso de CONCULTURA”, señala. Pero quizá su gusto por las letras lo hacen solicitar más para el bien de la biblioteca.

Entre barrotes, alambre de púas, deseos truncados, risas de algunos hombres-niños... Así, los presos del penal de Apanteos, jóvenes los más, pudieron escuchar a tres de los poetas invitados al Encuentro Internacional de Poetas “El turno del ofendido”.

Pero de estos cantores, en la mesa adornada con flores de tela, hay uno que no podrá salir del penal al terminar la jornada. Su nombre, Dani Balmore, un joven recluso de este centro de máxima seguridad.

“Escribo porque para mí escribir es como un elixir en mi vida”, dice Dani Balmore, el poeta. Confiesa además que llegó a las letras “gracias a Roque Dalton”, escritor a quien está dedicado el encuentro literario por coincidir con sus fechas de nacimiento (14 de mayo de 1935) y de muerte (10 de mayo de 1975).

Confesiones

Saúl Ibargoyen, poeta uruguayo invitado al encuentro, luce atento. Los rostros que escrutan a los poetas también afinan el oído. Entonces, en el momento de las preguntas, alguien cuestiona: “¿cómo llegar a las letras?, ¿cuándo se descubre la vocación?”

“Es un acto individual, es difícil explicar cómo porque hay cosas que uno no entiende”, relata con tono cansado el suramericano.

Luego, el turno de Óscar Acosta: “Yo tuve suerte porque tuve cierto parentesco con un ex presidente. Eso me ayudó incluso en mi estudio en el exterior; sin embargo, la vocación hay que trabajarla mucho”.

Los jóvenes, algunos adornados con las más extrañas figuras en sus cuerpos, escuchan atentos a estos “hombres mayores”, y el silencio es como el respeto, oportuno.

Nicole Cage Florentiny, poetisa invitada al encuentro y originaria de Martinica, y quien ofrece sus versos en francés y en creole (las dos lenguas oficiales de la isla), se une a las voces que explican por qué escribir: “Yo le canto a las flores, a la vida a todo... Es algo individual y sin explicación”.

Edson Zachary es quien lleva voz de mando. “Y yo, siempre hablando y hablando”, indica, entre las risas de sus compañeros, antes de agradecer y hablar de algunos problemas con la sociedad. “Nosotros no necesitamos manos duras, necesitamos trabajo, ideas para que nos ayuden”, dice el joven recluso. El grupo Ópera, formado por otros presos que también buscan caminos mejores, es un espejo de las palabras de Zachary.

Un pequeño drama se ofrece a los expectantes. En él, algunos jóvenes son atrapados por la Policía por el hecho de “parecer mareros”; luego son puestos frente a las cámaras y declarados culpables por los medios de comunicación antes de ser juzgados en verdad.

“Esto es algo que pasa todos los días”, añade Zachary, quien pasa a ser narrador del drama. En el epílogo de esta jornada, los agradecimientos sobran. Los aplausos son para los poetas; pero éstos, con cierta humildad, comparten las gracias entre todos.